Hasta hace solo un año, se creía que la consumición de únicamente virus en la dieta de algunos microorganismos era insuficiente para que estos sobreviviesen. Sin embargo, un reciente estudio demuestra lo contrario con ayuda de un protozoo: Halteria.

¿Quién es el protagonista?
El microorganismo que es capaz de sobrevivir únicamente a base de alimentarse de virus se llama Halteria. Un género de protozoos ciliados de agua dulce extendidos por todo el mundo.
Se conocía que las especies del género Halteria eran heterótrofos, es decir, que se alimentaban de materia orgánica y otros pequeños seres como bacterias y virus. Esta variada dieta se creía que era esencial para su crecimiento y supervivencia, y se hipotetizaba que una dieta a base de minúsculos virus no era suficiente para aportarles energía.
La fecha de su descubrimiento no está clara, pero se cree que el avistamiento de estos organismos se remonta a 1675, cuando Anton van Leeuwenhoek —inventor del primer microscopio y considerado padre de la microbiología— describe a un microorganismo muy similar en sus observaciones.
¿Cómo lo han hecho?
Los investigadores de la Universidad de Nebraska-Lincoln (Estados Unidos) tomaron muestras de agua de un estanque, donde identificaron a dos géneros de protozoos: Halteria y Paramecium. Ambos sufrieron los mismos tratamientos: un control donde se dejaban multiplicar los protozoos en ausencia de virus, y una prueba donde los protozoos se acompañaban de unos virus denominados clorovirus.
Al paso de dos días, contaron tanto la cantidad de células en cada prueba como el número de virus.

Conteo de virus
Los resultados demostraron que ambos microorganismos se habían alimentado de virus ya que se produjo una disminución de estos últimos en el medio de cultivo. Sin embargo, fue en Halteria donde la disminución fue más acusada, reduciéndose la cantidad de virus hasta 100 veces a lo largo de dos días.

Además, se comprobó que los virus efectivamente entraban al interior de los protozoos mediante técnicas de fluorescencia. Estas consisten en marcar la molécula que interesa —en este caso, el ADN de los virus— mediante un tinte fluorescente que, en oscuridad, es muy visible al microscopio.
Como se observa en la imagen, dentro de las células se ven una serie de puntos verdes que representan los virus consumidos dentro de vacuolas. Unos componentes celulares que ayudan a digerir el alimento.

Conteo de células
El control, en ambos casos, no había aumentado en el número de células —lo que es obvio, porque no tienen alimento para hacerlo—.
Sin embargo, la cantidad de microorganismos en las otras pruebas fue determinante en los resultados. Mientras que Paramecium presentaba la misma cantidad de células que el control, Halteria había aumentado su número hasta 10 veces más. Esto demuestra que no todos los microorganismos son capaces de reproducirse y crecer únicamente con virus, y cómo no, que Halteria, en ausencia de otras alternativas, puede sobrevivir solo con virus.

¿Qué queda por hacer?
Hasta ahora, los virus se habían considerado como “depredadores” en el sentido de que solo tenían el único papel de infección a las células del medio —y con la rotura de la membrana de estas, aportar materia orgánica al ambiente—. También se consideraban alimento, pero siempre con un papel secundario. Sin embargo, ahora se sabe que tienen un importante aporte en la nutrición de algunos organismos.
Además, observando la gran cantidad de virus consumidos por Halteria, se puede pensar que este, junto con otros microorganismos aún no estudiados, puede intervenir en la selección natural de los virus presentes en el agua. Determinando e influyendo a su vez en las dinámicas entre las poblaciones de virus, protozoos y organismos más grandes que se alimentan de estos últimos.
Ahora, tal y como se ha descrito, falta investigar qué efectos tiene esta importante relación entre virus y protozoos en el resto del ecosistema, su evolución y su resiliencia.