Un estudio presentado en el Europlanet Science Congress 2022, celebrado en Granada, demuestra que el cambio climático antropocéntrico está afectando a la astronomía. Este estudio ha sido dirigido por la Universidad de Bern y el National Centre of Competence in Research (NCCR). Además, el estudio ha sido publicado en la revista Astronomy & Astrophysics.

El cambio climático no solo se refiere al aumento de la temperatura media global. Este también incluye cambios a largo plazo de los patrones climáticos. Por otro lado, nuestra tecnología para ver el cosmos se encuentra limitada por ciertos factores ambientales. En este caso, el cambio climático genera cambios en la atmósfera que interfieren en el funcionamiento normal de los telescopios.
El emplazamiento de los observatorios se escogen atendiendo a las características atmosféricas y climáticas que evitan las interferencias antes mencionadas. El agua es el componente que más interfiere en la nitidez con la que vemos el espacio. Esta representa un 1% del total de los gases que componen la atmósfera, por lo que podemos considerarla el tercer componente más abundante.
El agua en la atmósfera
El agua en la atmósfera se encuentra en forma de vapor de agua. Este agua podemos encontrarla tanto en forma de nubes (más visible), como en forma de vapor (no visible antes nuestros ojos).
Para evitar la interacción de este agua con los telescopios, se escogen emplazamientos en zonas elevadas respecto del nivel del mar. El observatorio del Teide (Islas Canarias) o el de Sierra Nevada (Granada) son ejemplos de estos. Otra opción que se emplea para evitar el agua atmosférica es emplazar los observatorios en el desierto. El observatorio ALMA, en el desierto de Atacama (Chile) es un ejemplo representativo. La opción más cara consiste en lanzarlos al espacio, como el archiconocido Hubble, o el James Webb.

¿En qué se relacionan el cambio climático y la astronomía?
Según los modelos climáticos empleados en el estudio, tanto la temperatura media como la concentración de agua atmosférica van a aumentar. El estudio señala que los observatorios de Hawái, Islas Canarias, Chile, México, Sudáfrica y Australia experimentarán este incremento antes de 2050.
Según Haslebacher: «Hoy en día, los observatorios astronómicos están diseñados para funcionar en las condiciones actuales de la zona donde se encuentran. Esto produce un muy pequeño margen de adaptación. Las posibles consecuencias de las condiciones climáticas para los telescopios incluyen un mayor riesgo de condensación debido a un punto de rocío más alto o al mal funcionamiento de los sistemas de refrigeración. Esto puede generar más turbulencias de aire en la cúpula del telescopio».
Esto nos confirma que el cambio climático debe tenerse en cuenta a partir de ahora, no solo para escoger el emplazamiento de los futuros telescopios, sino también para su construcción, mantenimiento y de las instalaciones en general.