HISAKO KOYAMA: LA MUJER QUE MIRABA AL SOL

Una mujer joven salía de su hogar durante los bombardeos nocturnos que arrasaban Japón en la Segunda Guerra Mundial. La ciudad de Tokio se encontraba en completa oscuridad, por apagones estratégicos, y el sonido de las sirenas de ataque aéreo era ensordecedor.

A pesar del peligro, refugiada bajo la funda de su futón, ella observaba el cielo nocturno de la ciudad libre de contaminación lumínica. Se trataba de Hisako Koyama, quien encontraba en los apagones una oportunidad para observar los fenómenos astronómicos que tanto le fascinaban. Esta fascinación acabaría por convertirla en una importante figura de la astronomía. Pero, para ello, dejó el cielo nocturno para centrar su atención en la estrella más cercana: el Sol.

Imagen en blanco y negro de Hisako Koyama trabajando con un telescopio.
Hisako Koyama trabajando con un refractor en 1951

Miles de dibujos del Sol

Empleando el telescopio que le regaló su padre —previamente utilizaba un telescopio rudimentario elaborado por ella misma—, Hisako empezó a realizar una serie de dibujos apuntando la lente en dirección al Sol. De este forma, el instrumento canalizaba un haz de luz que, incidiendo en un papel, proyectaba la superficie solar. Lo curioso era que la superficie del Sol no era simplemente un círculo brillante, sino que presentaba manchas oscuras.

Imagen del sol, en el que se puede observar una gran mancha solar en el hemisferio sur , como una mancha negra en la superficie brillante del Sol.
Una inmensa mancha solar de unos 129 000 km, imagen del observatorio de la dinámica solar de la Nasa. Origen: Nasa

Se trataban de manchas solares, cuya observación es una labor tediosa. Estas no solo se desplazan por los flujos de plasma del Sol, también se mueven con la rotación de este, y a veces se acumulan varias manchas en aglomeraciones, dificultando su seguimiento.

No obstante, el reto fue superado con creces por Hisako y, tras enviar sus dibujos a la Asociación de Astronomía Oriental, continuaría sus observaciones en el Museo de las Ciencias de Tokio.

Dibujo de Hisako Yokama en el que representa la superficie solar y las manchas solares Se pueden leer anotaciones numéricas en los márgenes
Uno de los dibujos de Hisako Koyama, donde se puede observar la distribución de distintas manchas solares. Origen: Natural Museum of Nature and Science

Mancha solar: se define como una región del Sol en la que las partículas presentan menos energía, emitiendo menos luz, de forma que se observa como una zona oscura. Esto se debe a las fluctuaciones del campo magnético solar, producto de los flujos de plasma en la estrella. Es en las manchas solares donde la actividad magnética es mayor, mientras que la temperatura es más baja.

El Sol dibuja mariposas

El seguimiento de las manchas solares puede servirnos de mucha ayuda. Es en estas regiones de gran actividad magnética donde se generan las llamaradas solares. Se tratan de estallidos de radiación, capaces de alcanzar la Tierra y disrumpir el funcionamiento de aparatos electrónicos y la comunicación a larga distancia. Conociendo la trayectoria y los ciclos de las manchas solares, existe la posibilidad de prepararnos para estas tormentas magnéticas y reducir sus efectos.

Diagrama que representa la variación de la posición y área de la manchas solares a lo largo de los años, en un intervalo que comoprende entre 1874 hasta 2014. El patrón que se observa se asemeja a la silueta de mariposas colocadas horizontalmente.
Variación de la posición y área de las manchas solares a lo largo de los años. En el eje X se representa la latitud, es decir, su localización respecto al ecuador solar, y en el eje Y, el tiempo en años. El color que representa a cada mancha solar depende de su área en relación a la superficie visible de la estrella. Origen: Wikimedia Commons.

Las manchas solares se desplazan por la superficie del Sol en ciclos, describiendo trayectorias que, representadas en una gráfica, se asemejan a la figura de una mariposa. Estos ciclos tienen una duración de unos once años.

La curiosidad de una persona brillante

Hisako Koyama comenzó su formación de manera autodidacta en su juventud. La posibilidad de acceder a una educación superior con el apoyo de sus padres y profesores, le permitió poseer el conocimiento necesario para la observación precisa de las manchas solares que protagonizarían sus estudios.

Imagen en blanco y negro de Sadao Murayama y Hisako Koyama, alrededor de un refractor que refleja la superficie del disco solar, de forma que se pueden observar las manchas solares.
Sadao Murayama y Hisako Koyama usando el refractor de 20 cm, que proyecta el disco solar. Origen: Royal Astronomical Society

Las observaciones realizadas por Hisako se encuentran entre las referencias más detalladas y extensas de la actividad solar del siglo XX, y de las más importantes en la historia de la humanidad. Recopilar los cambios en nuestra estrella durante los últimos siglos es posible gracias en gran medida a su trabajo.

Sin formación previa en astronomía y de manera amateur, incentivada por una fuerte fascinación, Hisako Koyama acabó por aportar a la ciencia observaciones de un valor incalculable. No solo esto, también dedicó tiempo a la divulgación, presentando eventos entorno a eclipses y otros fenómenos astronómicos en el museo donde trabajaba, inspirando su curiosidad a otros muchos.

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