Todos podemos decir que nos hemos topado con un alga en la playa, ya sea nadando o en la arena, por simple casualidad o tras un temporal. Esto ha sido cada vez más común en las costas cercanas al estrecho de Gibraltar. Han llegado a producirse retiradas masivas de toneladas de algas invasoras de las playas y no parece que vaya a quedarse solo ahí.

¿Qué es un alga invasora?
Comencemos por el principio, ¿qué se considera un alga invasora? Pues bien, el termino correcto son especies exóticas invasoras y según el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico se trata de especies que se establecen en un ecosistema aportando cambios que llegan a amenazar la diversidad biológica nativa.
El ejemplo más extendido en nuestra zona es Rugulopteryx okamurae, la cual estamos acostumbrados a encontrarla cubriendo de rojo la arena e impidiéndonos su disfrute. Es tal el problema que hemos estado viviendo casos como el de Los Caños de Meca, donde se han estipulado limpiezas de los restos presentes en las playas siempre que al ayuntamiento le sea posible.

¿Cómo han llegado hasta aquí?
Una pregunta que puede rondar nuestra mente es, si no son nativas ¿cómo han llegado a parar aquí? Pues principalmente se cree que ha sido a través de los buques que atracan diariamente en el Puerto de Algeciras y de Tánger.
Es desde el año 2015 que esta especie fue detectada, comenzando a expandirse perjudicando todos los ecosistemas por los que pasaba. De momento, los estudios indican que no es un problema local si no que podría colonizar las costas de todo el Mediterráneo.
¿Qué efectos tiene en los ecosistemas?
La creciente presencia de esta invasora produce grandes alteraciones en los hábitats marinos, pérdidas de biodiversidad e incluso tiene impacto sobre el sector pesquero. Afecta a distintas especies y espacios naturales protegidos.
Al ocupar el territorio que pertenecía a las especies autóctonas, las está desplazando, haciendo peligrar la presencia de algunas de ellas en las costas mediterráneas de la península.
Rugulopteryx también afecta de forma directa a la pesca puesto que al aumentar su presencia de forma masiva, impide que se lleven a cabo la recogida de redes y palangres.
Es por todo esto que distintas estrategias de control del alga asiática están siendo llevadas a cabo en el territorio español por parte del gobierno y en colaboración con todos los investigadores y personal profesional. Todo ello con la finalidad de alcanzar su gestión, control y posible erradicación.
¿Cuáles son las estrategias de control de Rugulopteryx?
El control del alga cambia dependiendo de tres situaciones distintas.
En primer lugar, se han planificado una serie de medidas de prevención a su aparición. Estas se centran en la identificación y gestión de las vías de introducción y dispersión. Además, de la generación de un diseño e implementación de una red de alerta temprana, especialmente para las zonas más susceptibles a ser invadidas. Como medidas indirectas, se han establecido métodos de manejo y conservación de hábitats y actuaciones de educación ambiental.
En segundo lugar, las actuaciones consisten en acciones que se llevan a cabo cuando ya está presente Rugulopteryx okamurae. En este caso, tras un profundo estudio de la zona y la situación del alga, se definirán los métodos de control pertinentes. Podemos dividirlos en:
- Erradicación
- Contención
- Control poblacional
- Manejo de hábitat
- Prevención de la dispersión
- Rastreo de la introducción
Por último, existen distintos métodos de actuación para la gestión de la biomasa desprendida, es decir, la retirada del alga una vez esta es separada del cuerpo principal. Lo más común es que la retirada de estos restos se produzca una vez han alcanzado las costas y formado arribazones, aunque también se producen en el caso de las capturas accidentales como consecuencia de la actividad pesquera.
Como dijo el ecólogo Allen M. Solomon: “Una vez que una especie se extingue ninguna ley puede hacerla regresa, se ha marchado para siempre”. Es por esto que el trabajo que se está realizando ante esta invasión es tan importante, porque se traduce en la protección y conservación del Mar Mediterráneo.
