La manifestación vespertina por el Día Internacional de la Mujer demostró la robusta unidad del movimiento en la capital de la Costa del Sol, que mantiene sus creencias todos los días del año
Aún habiendo pasado casi una semana desde el día en el que se aunaban trombas de voces, graves y agudas; bombardeos de tambores, siempre acompasados; y reclamas y protestas, alteradas o serenas; Málaga sigue mostrando su lado más feminista. Unidad y seguridad ante un panorama político que rompe con los dogmas de este ansiado futuro: la igualdad.
El 8 de marzo, desde las 19:30 de la tarde, las calles del centro histórico de la ciudad, circundantes a la Alameda Principal, se inundaban con un olor áspero, un morado procedente de las bengalas que encabezaban las manifestaciones. Instrumentos y voces completaban pentagramas y corcheas, las batutas ensordecían a los viandantes. Dentro de las colas se atisbaba una cierta distopía, pues pequeños grupos lucían caras felices en sus reivindicaciones; mientras que otros parecían cumplir penitencia por un crimen no cometido.

Los carteles citaban: “Querida mujer, empodérate”, “Los violadores existen desde antes que las minifaldas” o “Si mañana me toca a mí, quiero ser la última”. Entre el algarabío, si afinabas el oído: “No es no, lo demás es violación”, “Que viva… La lucha… De las mujeres” y “Nos tocan a una… Nos tocan a todas”.
Las trombas de cánticos y reclamas, interrumpidas por páramos silenciosos que los viandantes aprovechaban para cambiar de acera, se sucedían cada poco tiempo. Todas seguían un recorrido preestablecido que empezó y acabó en la plaza de la Marina. No sin antes hacer stop frente a la estatua del marqués de Larios; alrededor de las 21:30.
Allí, las juventudes más enamoradas del reivindicalismo y la libertad merecida, se valieron de un momento de pausa para descansar sus gargantas. Fue no obstante su caja de la risa a la que sometieron a esfuerzo. Con el permiso de aquellas que ya no están, los malagueños disfrutaron de un leve armisticio, de la compañía y el sentimiento que allí los aunaba.
A viva voz
Ante una pregunta muy obvia, respuestas muy variadas, pues tal es el problema. Y un poco de estupefacción intrusiva, dicho sea de paso. ¿Qué os ha llevado a manifestaros? “Esto que estamos haciendo es en pos de las que fueron delante, y por las que vengan detrás”, clama Estefanía. “Tener los mismos derechos”, afirma Victoria. “Reivindicar el feminismo, que es la igualdad entre hombres y mujeres, nada menos”, explica Sofía.
Ante la división presentada dentro del propio movimiento feminista, a raíz de las diferentes manifestaciones en Madrid y la crispación entre los partidos en el gobierno, la población malagueña se posiciona clara y unida. “Es una pena y una equivocación. Todos deberíamos ir a una”, recalcó Eva, de cincuenta y siete años.
La aprobación para la reforma por el PSOE el pasado martes en el Congreso de los Diputados ha supuesto un nuevo caldo de cultivo de fervientes opiniones. “Ha faltado diálogo y entendimiento, aún así esta reforma era necesaria, aunque el trasfondo de la ley fuera positivo”, continuó explicando la mujer que portaba un cartel muy visto por bandera. Uno el cual rezaba: “Se vende: Patriarcado”.

Entre otras muchas de las polémicas en uno de los 8 de marzo más comprometidos de la historia reciente, se encuentra la posición de la mujer trans dentro del propio feminismo; destacándose opiniones contrarias a su aceptación. Claro y conciso lo consideró la ya mencionada manifestante Eva: “Nunca los derechos de un colectivo pueden suponer un ataque”.