Los científicos de la Universidad Estatal Psicológica y Pedagógica de Moscú (MSUPE), han propuesto un nuevo método para estudiar las enfermedades neuronales. En este caso, se ha probado la posibilidad de diagnosticar mediante la medición de las oscilaciones electromagnéticas del cerebro en el rango gamma. Es decir, mediante un análisis de la actividad eléctrica en el cerebro.

Dicho descubrimiento puede llegar a ser bastante beneficioso en el futuro. Es un ámbito complejo y continuamente estudiado, a fin de conseguir grandes avances. Esto va a permitir una mejora en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades neuronales como la esquizofrenia o el Alzheimer.
Las enfermedades o trastornos mentales y neurológicos como la esquizofrenia, la epilepsia, el Alzheimer, trastornos del espectro autista… actúan de una forma concreta en el cerebro inicialmente. Esto se debe a que en el cerebro hay dos tipos principales de células nerviosas: las de excitación e inhibición. Las enfermedades neurológicas cambian el equilibrio de la actividad de estas células. Sin embargo, esto puede pasar solo hasta que aparecen los primeros síntomas.
El paso fundamental en el diagnóstico y tratamiento es la búsqueda de indicadores. En este caso, indicadores que permitan juzgar el desequilibrio de la excitación y la inhibición de neuronas. La única forma segura para obtener los datos es introducir electrodos en el cerebro de manera directa. No obstante, estos métodos invasivos no se pueden usar en estudios clínicos con personas.
El método de estudio para las enfermedades neuronales
Los científicos de la MSUPE observaron que las ondas electromagnéticas del cerebro de alta frecuencia y baja amplitud sirven como bioindicador no invasivo y muy eficaz. Para registrarlas de manera segura, se usa el método de magnetoencefalografía (MEG). Esta prueba permite medir los campos magnéticos que producen las corrientes eléctricas del cerebro. Además, con ella se conseguirá información del equilibrio de las neuronas sin consecuencias negativas en el cerebro.

Por otro lado, se pueden observar las oscilaciones gamma más fuertes en la corteza visual donde se suscitan ciertos tipos de estímulos visuales. Un ejemplo de esto sería el cambio de la velocidad de un estímulo, que a su vez cambia la fuerza de la respuesta gamma. Además, se vió que se podía pronosticar en hombres con y sin trastornos del espectro autista el grado de sensibilidad a ciertos estímulos sensoriales. Algunos de estos estímulos eran la luz brillante, los sonidos altos o los olores fuertes.
“En nuestra investigación anterior participaron solo hombres. Eran ciudadanos de Suecia. Para ampliar la extracción de datos y precisar los resúmenes sacados, llevamos a cabo otro estudio, invitando a las mujeres sanas que viven en Moscú a participar en nuestro ensayo. Los resultados mostraron que la fuerza de la respuesta gamma que han manifestado las mujeres corresponde con el nivel de la sensibilidad sensorial, igual que en los hombres”
Elena Oréjova, empleada del centro MEG de la MSUPE.
Los datos hacen muy posible que se pueda usar la respuesta gamma como un biomarcador que ayude a conseguir un diagnóstico temprano. Los planes de futuro de la investigación es estudiar la eficacia del indicador en diferentes grupos de pacientes.