MIRACINONYX: ¿EL GUEPARDO AMERICANO?

Nuevas investigaciones ponen en cuestión si Miracinonyx trumani, el felino del Pleistoceno conocido popularmente como guepardo americano, realmente pudo cazar a la manera que lo hacen los actuales guepardos. De esta forma, se sugiere que esta especie presentó una estrategia de caza sin análogos entre las formas actuales de félidos.

Un guepardo es estimulado para iniciar su característica carrera. Fuente: Wikimedia Commons

Desde los orígenes hasta las últimas novedades

A pesar de que algunos de los fósiles que hoy son asignados al género Miracinonyx son conocidos entre los paleontólogos desde hace más de un siglo, el consenso científico entorno a las particularidades de este animal tardó en consolidarse. A continuación, veremos cómo fue ese proceso para entender cómo algunas de las cosas que creíamos saber sobre Miracinonyx podrían no ser ciertas.

Descubrimiento

En 1895, el histórico paleontólogo Edward D. Cope hizo público una serie de hallazgos fósiles provenientes de la Cueva de los Huesos de Port Kennedy, en Pensilvania, EEUU. Entre los fósiles que recibió, Cope encontró una serie de dientes aislados que clasificó —en un primer momento— como pertenecientes a una especie de hiena (Crocuta inexpectatus).

Tan solo cuatro años después, él mismo los reclasificó como pertenecientes a una especie de félido relacionado con el leopardo de las nieves (Panthera uncia) que fue nombrada Uncia inexpectatus, augurando así un nuevo futuro para estos dientes del Pleistoceno.

La aparición de nuevos restos y las diferentes interpretaciones que los paleontólogos esgrimieron en los años posteriores concluyeron que estos fósiles de félido presentaban características intermedias entre el puma y el guepardo. Esto se materializó en 1979 —gracias al paleontólogo Daniel B. Adams— con la acuñación del género Miracinonyx, bajo el que fueron finalmente agrupados todos estos restos.

En el nombre propuesto por Adams se combina la palabra latina mirus —sorprendente, increíble— con Acinonyx —epíteto genérico que engloba a los guepardos del Viejo Mundo—.

La relación entre Miracinonyx y los guepardos del Viejo Mundo

El género Miracinonyx es popularmente conocido por albergar en su anatomía una serie de adaptaciones similares a las presentes en el guepardo (Acinonyx jubatus). Este género está compuesto por dos especies: Miracinonyx inexpectatus y Miracinonyx trumani, siendo esta última la más derivada y en la que se puede apreciar una mayor similitud morfológica con el guepardo.

Entre los félidos, el guepardo presenta una serie de adaptaciones anatómicas que responden a un estilo de caza único basado en la persecución a alta velocidad. Entre las adaptaciones más conocidas, encontramos la pérdida de las garras retráctiles que, mediante su exposición, permiten aumentar la tracción durante la carrera.

La presencia de algunas de estas características —en mayor o menor medida— en las especies de Miracinonyx sirvieron de base para atribuirle a este cazador extinto un comportamiento depredador al estilo del guepardo.

Otro argumento que ha reforzado tradicionalmente la visión de M. trumani como un persecutor de alta velocidad ha sido la coexistencia con el antílope americano (Antilocapra americana). Este es un rumiante sin depredadores naturales que ostenta el segundo puesto entre los mamíferos terrestres más veloces, superado únicamente por el guepardo. La gran velocidad del antílope americano ha sido frecuentemente expuesta como un ejemplo de anacronismo evolutivo.

Anacronismo evolutivo: características presentes en un organismo actual cuya mejor explicación involucra la coevolución con especies ya extintas.

Sin embargo, y aunque existen investigaciones que señalan que el antílope americano fue una de las presas principales de M. trumani, la excesiva velocidad de los actuales antílopes americanos podría también explicarse como consecuencia de una adaptación a la disminución del coste energético en el transporte en respuesta a la expansión de ambientes abiertos, como las praderas, durante del Pleistoceno.

Pese a todas estas coincidencias, las evidencias morfológicas y moleculares han señalado que el representante actual más emparentado con Miracinonyx es el puma (Puma concolor), y no el guepardo. A partir de ello, puede concluirse que un ancestro común a Puma y Miracinonyx migró —probablemente desde el Viejo Mundo— a Norte América hace unos 6 millones de años, desde donde divergió en los dos linajes mencionados.

Un nuevo paradigma

Aunque la convergencia esquelética entre M. trumani y A. jubatus ha sido ampliamente abordada en la literatura científica, dos recientes publicaciones lideradas por el paleontólogo Borja Figueirido han puesto en entredicho el paradigma dominante hasta la fecha para explicar su método de caza, apuntando hacia una estrategia de depredación sin análogos contemporáneos entre los félidos actuales.

Reinterpretando a Miracinonyx trumani

El estudio comparado de la arquitectura cerebral y la articulación del codo de M. trumani con otros félidos actuales ha permitido analizar con mayor precisión la posible estrategia que este depredador utilizó para cazar. A partir de estos dos elementos, Figueirido y el resto de colaboradores pudieron evaluar las hipotéticas aptitudes anatómicas que M. trumani presentó o no para llevar a cabo una estrategia de caza similar a la del guepardo.

¿Estaba Miracinonyx equipado como un guepardo para la persecución?

La morfología cerebral y la articulación del codo de A. jubatus presenta características propias como resultado de la adaptación a la persecución a gran velocidad, lo que convierte a estos elementos en dos buenos indicadores sobre los hábitos «cursoriales» (i.e. animales con hábitos corredores) de estos depredadores.

El cerebro del guepardo está comprimido en el plano anteroposterior —provocando así una flexión de la zona dorsal que lo caracteriza— como consecuencia del notable desarrollo de los senos paranasales. Además, presenta una reducción de la región anterior y en él se observan unos patrones en los giros y surcos cerebrales únicos.

Todas estas particularidades se relacionan con el estilo de caza del guepardo y están principalmente asociadas a una disminución en el régimen de maniobrabilidad de los miembros anteriores —como consecuencia de la pérdida de las garras retráctiles y el aumento en la eficiencia locomotora—, un aumento en la eficiencia de la termorregulación del cerebro tras la carrera y la optimización de la detección visual de sus presas en espacios abiertos.

Por lo que se refiere a la articulación del codo a nivel de la superficie distal del húmero, el guepardo presenta una superficie articular más cuadrada y acortada que el resto de los félidos, así como una mayor expansión del capitulum en la zona proximal y una cresta troclear más vertical. Simplificándolo, podríamos decir que se trata de un codo más compacto y estable.

Este dibujo de un húmero muestra la cabeza del húmero (amarillo), la troclea (naranja) y el capitulum (azul). Tanto la troclea como el capitulum forman parte de la articulación del codo.

De nuevo, estas adaptaciones proveen al guepardo una mayor eficiencia en la locomoción a expensas de la restricción de movimiento de las extremidades anteriores en el plano parasagital, el mismo movimiento que hacemos nosotros al elevar los brazos para colgarnos de una barra de dominadas. Este movimiento es de importancia capital para aquellos félidos que —a diferencia del guepardo— emboscan a sus presas para aferrarse a ellas y asestarles un mordisco mortal.

Para poder comparar el cerebro y el codo de M. trumani con sus parientes actuales se empleó tecnología 3D basada en escáneres de superficie y micro-CT que permitieron construir modelos digitales. Sobre estos modelos, se aplicaron análisis basados, entre otros, en morfometría geométrica en 3D, que permiten captar cuantitativamente la forma de los objetos y compararlas entre sí.

Miracinonyx no cazó como un guepardo

Mediante los métodos expuestos, los investigadores concluyeron que la convergencia entre M. trumani y A. jubatus no es tal y que en ambos casos —aunque en posiciones intermedias entre el guepardo y el resto de félidos actuales— el cerebro y el codo de M. trumani fueron más parecidos a los del puma que a los del guepardo.

M. trumani presentó, probablemente, una mayor dependencia de la vista para cazar y fue una forma más «cursorial» en comparación con otros félidos. Aun así, los datos sugieren que M. trumani mantuvo una destreza considerable en sus extremidades anteriores, así como garras retráctiles, permitiéndole aferrarse a sus presas a la manera de los félidos emboscadores.

El amalgama de características intermedias en la anatomía de M. trumani sugiere que esta especie pudo desarrollar una estrategia de caza exclusiva y sin análogos entre los félidos actuales, como proponen los paleontólogos de la Universidad de Málaga. Probablemente, M. trumani depredó sobre grandes presas y su actividad no quedó restringida a entornos parecidos a la sabana, sino que también se desenvolvió en entornos secos y rocosos.

En resumen y a espera de nuevos descubrimientos, M. trumani no estuvo equipado anatómica y cognitivamente para cazar como un guepardo.

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2 comentarios sobre «MIRACINONYX: ¿EL GUEPARDO AMERICANO?»

  1. De los mejores artículos que he leido en muchísimos años. Expresado me manera excelente, con unos planteamientos dignos de ser publicados y muy bien planteado el tema. Mis más sinceras enorabuena a Don. Javier Castro Terol. Ruego encarecidamente, que siga publicando, ya que ha sido conmovedor.

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